DERECHOS
COMUNICATIVOS Y COMPLEJIDAD DE LOS MEDIOS
Frente a este
panorama, se destaca la conformación de un sistema de veeduría como un
instrumento efectivo para generar una nueva relación medios-sociedad-cultura,
en la cual los medios sean asumidos como una forma de vigilancia y
fiscalización ciudadana, se promueva la libertad de expresión, la independencia
entre poder político y mediático, así como la transformación democrática y
ética de estos dos sectores.
El derecho a la
comunicación ha sido planteado en los últimos años como una necesidad
fundamental para el desarrollo humano.
En este proceso, el derecho a la
comunicación se presenta como la herramienta fundamental para esta construcción
de ciudadanía, pues de ella se derivan otros derechos, como el acceso a la
información, el derecho a estar bien informado, el de tener información
veraz y oportuna, y otros que abonan a la conformación de un pensamiento
crítico de parte de la sociedad, como elemento válido para la toma de
decisiones acertadas.
Durante mucho tiempo,
incluso en los derechos universales del ser humano se contemplaron como
derechos a la “libertad de expresión”, “libertad de información” y “libertad de
opinión”.
A estos se adhirieron
elementos como la libertad de todos los seres humanos de expresar sus
pensamientos y opiniones de manera libre, y por todos los medios existentes.
Tal es así que la
Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 19, especifica que “todo individuo tiene derecho a la libertad de
opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de
sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
la comunicación como
un derecho humano fundamental, que no está circunscrito al acceso o producción
de información solamente, sino que está vinculado a la propia condición humana,
que implica las posibilidades de todos los individuos de expresarse en igualdad
de condiciones y oportunidades, de relacionarse con otros y otras en una acción
dialógica y plural.
Esto, a su vez, nos
permite inferir que la comunicación es aquella que se practica en la
cotidianidad, que termina siendo el lugar de la interacción y la base de la
conformación de la sociedad, donde se evidencian la participación y el
ejercicio pleno de la democracia.
Por tanto, la
comunicación no es patrimonio de comunicadores, periodistas o propietarios de
medios; es derecho de todos y todas.
Pero también hay que reconocer que este derecho, que es abarcativo de
todas las libertades, implica el acceso y participación en procesos
informativos.
En cuanto a la democracia, hay que verla
como sistema y como cultura. Hay gente que se acomoda al sistema democrático
existente, sin embargo no tiene una cultura democrática desarrollada, entonces,
cuando va por la calle manejando su auto es capaz de atropellar a alguien sin
ningún problema, o no cumple las normas y no escucha a los demás. Siempre hay
gente que cuando alguien plantea cosas no las toman en cuenta, no las escuchan.
Incluso los propios gobernantes tienen esa dificultad para escuchar. Parece que
estuvieran hechos para hablar, para dar mensajes, pero no para escuchar y a
partir de escuchar renovar sus mensajes. Eso les pasa a muchísimos gobernantes
de todo tipo, del ejecutivo, del legislativo, y por eso tenemos tantos
problemas, porque además hay una subvaloración del ciudadano por parte del
Estado, y de las empresas también.
La importancia que la información
tiene dentro de la comunicación, y su
aporte en la generación de procesos de diálogo y participación, así como para
la formación y fortalecimiento de ciudadanías, sin dejar de establecer que el
derecho a la comunicación engloba al conjunto de los otros derechos relativos,
como son la libertad de opinión, la libertad de expresión, la libertad de difusión,
el derecho a la información, el de acceso y uso de medios y tecnologías de
información y comunicación, entre otros. Por lo tanto, el derecho a la
comunicación constituye el paraguas que agrupa a todos los otros derechos
relativos.
Los “derechos de la comunicación” se
refieren inmediatamente a un conjunto de derechos humanos existentes, negados a
muchas personas, y cuyo significado completo puede ser observado solo cuando
son tenidos en cuenta juntos como un grupo correlacionado.
¿Es
suficiente la libertad de expresión?
La pregunta a que se enfrentan los defensores de los derechos a la comunicación es por qué se necesita algo más que la “libertad de la expresión”. Además, si en la práctica, un derecho tan fundamental sigue siendo negado a muchos, ¿debemos realmente centrar nuestras energías en asegurar la libertad de expresión para todos? ¿El asegurar la libertad de expresión aseguraría en efecto los derechos a la comunicación?
El ideal en que se basa la legitimidad de la
libertad de expresión presupone un grupo de individuos que se comunican, cada
uno de ellos con un derecho igual a concebir, transmitir y recibir ideas de
otros, y de ese modo a llegar a decisiones racionales para beneficio mutuo. El
problema con esto es que no vivimos como grupo de individuos con iguales
derechos. Vivimos en una sociedad con grandes diferencias en los niveles de
acceso al poder, una sociedad en la que la mayoría de la comunicación entre
las personas es muy mediada y filtrada, en la cual los medios de comunicación,
los gobiernos, las corporaciones comerciales, los grupos de interés especial y
muchos otros se disputan la atención y tratan de influir en y controlar el
contenido y el flujo de las comunicaciones. Una insistencia exclusiva en la
libertad de expresión no dice nada con respecto al proceso por el cual son
controlados los medios de expresión de la sociedad cómo periódicos, televisión,
radio, filmes, música y material educativo,
y en interés de quién operan.
Así mismo, en este contexto, la libertad de
expresión, obtenga una intervención directa del Estado y defiendan la libertad
de palabra, puede hacer muy poco para
evitar el dominio de las voces más fuertes, es decir, las que tienen más
posibilidades de influir en los medios de la comunicación dentro de la sociedad,
independientemente de que se trate del gobierno, los propietarios de periódicos
y los dueños de los medios, o de poderosos grupos de interés, los cuales
siempre estarán peldaños mas arriba que nosotros los ciudadanos comunes y
corrientes, pero que tenemos la voluntad de ejercer una ética revalorable, que
funcionara como sustento imprescindible ante tales aberraciones que podamos
vivir en un futuro.
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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS:
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-Correa Carlos, Guanipa Moraima,Cisneros Yubi, Cañizales Andrés(2007) .Libertad de Expresión: Una Discusión Sobre Sus Principios, Limites e Implicaciones. Venezuela: Caracas.